Pues ya estamos aquí, un año más. Aún con la resaca de la victoria a “vida o muerte” contra el Fuenlabrada en EuroCup y de devolverles la moneda a nuestros vecinos del Cantera Base 1939 Canarias en el derbi canario en ACB, afrontamos la esperada semana de la Copa ACB.
Este año la afrontamos un poco con otro cuerpo, con otras sensaciones. No nos engañemos, debemos ser conscientes (y los cuerdos lo son) de que el rival esta vez también es superior hombre por hombre, que además, por si fuera poco, nos tendrá especial ganas tras lo ocurrido el año pasado en Galicia, y que ya no vamos a sorprender a nadiei. Pero aún con todo, este año es muy diferente.
Nada más lejos de nuestra intención que caer en la manida (y muy criticada por nosotros) costumbre de hablar de exigencias apriorísticas por razones de presupuesto, ni hacer del hype una barrera que es obligado alcanzar. Nada de esto será realmente significativo cuando Valencia Basket y CB Gran Canaria se dispongan para el salto inicial.
A lo que nos queremos referir con afrontarlo con otras sensaciones es a que, no nos engañemos, cuando hemos visto los muy numerosos momentos de buen juego de nuestro Granca, en especial en las últimas fechas y cuando la cosa se ha puesto complicada, no podemos evitar decir algo así como “buff, jugando así, pocos nos paran”.
Si no hace nada, incluso el mismo año pasado, uno se enfrentaba al Barça o al Madrid (incluso al Baskonia o Valencia) diciendo necesitamos jugar bien y, además, que ellos tampoco estén muy inspirados, porque uno sólo de sus jugadores te podía romper el partido, ahora la cosa es un poco diferente. Aunque sea pequeña, esa diferencia es muy importante.
Ahora, ante un Gran Canaria en forma y a su nivel no sólo hace falta un Madrid normal, sino que necesitarán un muy buen Madrid. Ahora no sólo somos un juego coral basado en la defensa y la entrega, (que lo somos) sino que también tenemos jugadores que marcan diferencias.
Nuestro juego interior es simplemente impresionante con jugadores de alto nivel en toda la rotación. Con tipos como Darko Planinic o Richard Hendrix que, como ya han demostrado, pueden desesperar al más pintado, pero además, con talento por explotar como Anžejs Pasečņiks, que está haciendo un año enorme, ¿quien dice que no puede ser la Copa de Anžejs?. Esa Copa que, como tantos otros, marque el primer pico de una futura estrella.
Además, en el juego exterior no solo contamos con un Sasu Salin que parece que vuelve a su mejor versión, (defensa asfixiante y tirador de confianza) sino que contamos con un casi infadible Kyle Kuric. Sólo, tal vez, podríamos hablar de un estado de baja forma para el que fue el mejor el año pasado: Albert Oliver.
Finalmente, este año contamos con un jugador que realmente marca un pico de calidad en un gran momento de forma que es comparable a cualquier jugador ACB: Bo McCalebb. Tiene ese punto de calidad de estrella que siempre echamos de menos siendo, además, un jugador experimentado en este tipo de saraos.
No podemos olvidar, es imposible, cómo el año pasado rozamos el cielo con la palma de la mano llegando a la final y logrando meter el miedo en el cuerpo de todo un Real Madrid repleto de futbodólares. Tenemos más fresco el recuerdo de la SuperCopa que, aunque en nada sea tan potente como la Copa, obviamente nos demostró que el techo de cristal está roto.
Por eso, sin olvidar quienes somos, de dónde venimos y contra quien competimos, sin creernos más que nadie, sin exigencias absurdas que nada aportan cuando el balón empieza a botar, pero también sin miedo a que nos humillen, este año todos los aficionados del Granca nos asomaremos a la Copa ACB con una sensación muy distinta.
Este año no vamos a hacer un buen papel, este año vamos a intentar ganarla.
Vamos Granca.
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