Ya estamos en la Copa ACB

trofeoLa primera vuelta del equipo ha sido toda una montaña rusa. Comenzó de forma perfecta con un pleno de victorias en pre-temporada y el primer título de nuestra historia (¡ahi es naaa!) pese a que algún hijo de famoso político se “emperre” en querer desprestigiar tal éxitoi.

Cuando aún estábamos metabolizando ese exitoso inicio, comenzó la liga regular y cuatro derrotas como cuatro galletas en la cara una mañana bien fría nos dejaron a todos bien tiesos. Para muchos, como siempre, todo lo que fue luz hacía 15 minutos, se convirtió en la más profunda oscuridad y los nervios se empezaban a disparar… Alguno hubo que ya pedía romper la más arraigada de las tradiciones del Grancaii.

Lo que si era una realidad objetiva es que alcanzar la Copa ACB se ponía harto complicado, tanto que había casi más ilusiones puestas en que se lograra organizar en el Gran Canaria Arena que en que pudiésemos remontar la clasificación con esas cuatro derrotas fatídicas.

Deberíamos haber aprovechado ese tránsito para entender que el deporte de competición, aunque sea parte del negocio del espectáculo, no son matemáticas ni economía. Que, igual que tener menor presupuesto antes no nos impidió guerrear por estar donde no nos tocaba, tener más dinero ahora no es garantía de estar donde se supone que deberíamos. Es mucho más complejo, o más sencillo, según se mire. Son miles de factores o simplemente uno: es un deporte y aunque sea el tópico más socorrido de cualquier jugador al sufrir un canutazo… “son cinco contra cinco y nunca se sabe…”

Con la oportunidad de aprender a ser humildes perdida, los resultados deportivos empezaron a llegar. El Granca ha logrado un nivel de juego basado en una intensidad defensiva muy importante caracterizada, al igual que en el ataque, por un juego coral y con una gran rotación de jugadores, sin grandes destacados en minutos y logrando muy a menudo que todos los jugadores que hubieran salido a la pista terminasen anotando.

En algunos momentos, por ejemplo ante el Saski Baskonia o los minutos finales ante el Barça, llegamos a ver un nivel de juego que inevitablemente te hace creer que a sólo un partido realmente somos un rival potente para cualquiera.

Con esta situación nos clasificamos para la Copa, sin estruendos, más o menos dejando el tema apalabrado contra la Penya y, posteriormente, firmando la clasificación, en Miribilla contra el Bilbo Basket Berri.

Ahora toca descansar una semana y pensar en una fase de EuroCup más complicada de lo esperado con dos equipos ACB (que siempre suben el nivel) y un equipo ruso al que será muy complicado meterle mano, como dejó bien claro en su paso por el GCA (nos dio un baño que no hubo ni que ducharse ni naaa despues del partido…).

Por otra parte, esperar al sorteo de la Copa ACB en la que podemos garantizar que ningún cabeza de serie respirará aliviado cuando su emparejamiento sea con el Gran Canaria. Muy al contrario, cuando salgan a los medios a decir el protocolario “es un rival difícil”, lo dirán con verdadero respeto. Salvo cambios bruscos en la última jornada, compartimos con el Saski Baskonia el “honor” de ser los más temidos de los “no cabeza de serie”.

¿Veremos unos cuartos de final amarillos? Enfrentarnos en Copa a los aurinegros del Canarias sería un gustazo, pero ojo, nada fácil… y no es topicazo… Ser cuartos tras 14 jornadas no es una casualidad, ni una racha de buena suerte. Muy al contrario están ahí pese a la mala suerte de haber perdido primero a Richotti y luego al enorme Javi Beiran.

Disfrutaremos de una Copa ACB con la misma ilusión que siempre, con esa peligrosa sensación de orgullo que da haber llegado a la final el año pasado y ser campeones de SuperCopa este año, y con una idea revoloteando por la cabeza… ¿podremos repetir gloria en Vitoria?

i(probablemente porque no se alcanzó bajo sus movimientos de titiritero)
iiEl Granca lleva casi todos sus años en ACB sin echar a un entrenador a mitad de temporada, ni Manolo Hussein, ni Pedro Martínez, ni Salva Maldonado, ni Aíto García Reneses fueron cortados nunca. Cuando se quiso prescindir de alguien se hizo siempre en verano. La excepción que confirma la norma fue la sustitución de Joaquin Costa por Hussein en 1990.

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