Ellos nunca pierden

Hace poco más de una semana tuvimos una muy buena noticia respecto a la ACB: la CNMC[i] decidía que el canon que hay que abonar para poder ser parte de la ACB debía ser eliminado para, por fin, tener una liga en la que ascender y descender sea realmente factible. Otra historia es si esta resolución se aplicará, puesto que ACB tiene tendencia a actuar como si viviera al margen de lo divino y lo humano.

Lo hemos hablado mil veces, para un club que se maneja en los presupuestos que hay en LEB Oro es prácticamente imposible poder pasar los filtros económicos que la ACB impone. Es más, para muchos clubes ACB sería imposible pasar a día de hoy por esas mismas exigencias aun teniendo más fácil el acceso a mayores ingresos.

La ACB[ii] dice que esta medida es para garantizar la estabilidad de los miembros, la seguridad económica en caso de descenso y poder formar parte del gran reparto del pastel que es la ACB. Todo este argumentario suena bastante inverosímil a poco que no seas de los tres equipos más privilegiados económicamente de la liga.

Desde el punto de vista de un equipo que ya está en ACB, el descenso puede suponer muy posiblemente su desaparición porque, en muchos casos, las cuentas están tan precariamente montadas que un mínimo descenso de ingresos supone simplemente que mantener un equipo profesional sea inviable. Si descendieran, los patrocinadores huirían al escondrijo más cercano y precisamente por esto, los clubes miembros de la ACB no ponen pegas a estas cribas para el ascenso ya que, por un lado, suavizarían el golpe, y por otro hacen improbable el descenso, aunque te lo ganes a pulso en las canchas.

Pero este argumento parte de una premisa errónea, se establece un modelo que en caso de descenso amortigüe el golpe, en vez de hacer que la caída no sea tan alta, me explico: la diferencia entre ACB y LEB Oro es tan amplia porque al impedir los ascensos es milagroso que logren obtener inversiones en patrocinios cuando es casi imposible mejorar la visibilidad de sus clubes.

Dentro de la ACB existe exactamente el mismo problema y por eso es tan difícil para la mayoría poder mejorar sus expectativas. Tal y cómo está montado el concepto económico de la liga, se trata de tener unos sparrings más o menos dignos y acomodados para enfrentarse a los equipos de Euroleague que son, presuntamente, los que llenan las canchas. Pero claro, en este modelo es imposible salirse del rol. A lo más que uno puede aspirar es a lo que está haciendo el Granca o el Valencia y competir más o menos por ser el mejor de los que no son gigantes. Pero claro, nuestro Granca por ejemplo, puede hacerlo gracias al interés que tenemos como destino turístico de ser visibilizados, favoreciendo una gran inversión pública que no se da en otros lugares.

Con este panorama es harto difícil lograr patrocinios o canchas llenas, es más, es casi imposible generar un espectáculo atractivo. Cada santo año sabemos que la liga estará entre dos, como muchísimo entre cuatro. Hay que esperar a la nefasta gestión de alguno de los gigantes de su descomunal presupuesto para poder aportar un poco de emoción.

Sirva como ejemplo contrario como el Canarias está logrando entradas récord en una competición de tercera fila como es la FIBA Champions League por el simple hecho de poder ganarla. Es la capacidad de competir lo que de verdad es atractivo para el público y no jugar contra un Madrid infinitamente mejor que tú.

Si un equipo ACB como el Fuenlabrada tiene complicado hacer de su “club” un producto atractivo para público o patrocinadores ¿cómo lo tendrá un club de LEB Oro que, aunque ganase todos los partidos de una temporada, tendría bastante improbable ascender? No hablamos de un techo de cristal, sino de uno de hormigón armado y con alambradas pa’que no lo andes tocando…

Y es que al final todo, la liga se sostiene en una idea equivocadísima: podemos imitar el modelo de negocio del fútbol en el que la vida gira y crece en torno al Madrid y al Barça. Pero en baloncesto no es así.

No tenemos a cada niño o niña de cada escuela queriendo jugar al baloncesto, no tenemos un público masivo que devora partidos, no tenemos esa dimensión. Nuestros equipos de base se las ven y se las desean para poder madurar jugadores para ser “desvalijados” a las primeras de cambio por clubs de futbol que entienden la cantera de baloncesto como una inversión económica y no educativa. No tenemos contratos multimillonarios televisivos que repartan una pedrea entre los más pequeños suficiente para garantizar su supervivencia. Es absurdo que tenga que decirlo pero… no somos el fútbol

El baloncesto profesional debe verse como un modelo de negocio basado en el espectáculo deportivo, pero no en el modelo de negocio de un empresario vago y cateto que pretende hacerse rico imitando al vecino, sin analizar bien su producto, y que no piensa, ni por asomo, en las consecuencias a medio y largo plazo de sus decisiones.

Tristemente veremos cómo este nuevo episodio en la guerra del canon ACB terminará por perjudicarnos a todos menos a los de siempre. Es más que evidente que Madrid, Barcelona y Baskonia están buscando cualquier opción para desmantelar la ACB y remontarla de tal modo que les moleste lo mínimo en un panorama con partidos de EuroLeague durante los fines de semana, con ventanas FIBA[iii], etc. y aprovecharán cualquier posible reforma para adaptar la liga a sus necesidades: nos podemos ver sin Play Off, con grupos para reducir el número de partidos o incluso fases en las que ellos entren a participar más tarde. Lejos de facilitar la vida a los equipos de LEB Oro, se la harán igual de imposible a los equipos modestos de ACB.

Los medianos y pequeños les estorbamos, quieren que el baloncesto profesional sea la finca de los 18 equipos más ricos de Europa, pero no se dan cuenta de que, sin nosotros, sin los que creamos afición en cada ciudad, en cada pueblo, los que formamos a chavales, a medio plazo no habrá jugadores con los que poblar esos equipos ricos… Su modelo de negocio nos matará a nosotros pero a ellos también, y nadie en la asamblea de la ACB parece entenderlo.

Sólo nos queda seguir soñando por una liga que se entienda así misma como un producto conjunto en el que a todos conviene que el último pueda competir por ser el primero en poco tiempo, en el que un gran número de clubes puedan tener una vía de progresión y fomentar el espectáculo aumentando el equilibrio entre clubes y adaptando los reglamentos

A nosotros nos queda soñar, pero en los clubes les queda darse cuenta de esto y trabajar por ello.

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[i] Organismo público encargado de preservar, garantizar y promover la existencia de una competencia efectiva en los mercados en el ámbito estatal.
[ii] Me molesta bastante esto de la ACB dice. Es una asamblea de un buen montón de equipos con realidades tan extremadamente distintas que me parece imposible que puedan tener un consenso no forzado.
[iii] Otro tema para mear y no echar gota.

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