Ha saltado el rumor de que el Consejo Superior de Deportes (CSD) va a dar la razón al Club Ourense de Baloncesto (COB) respecto al rechazo de la ACB (¡cuanta sigla! ¿no?) a inscribir al equipo galego en la próxima liga. No se trata más que de un rumor publicado por La Voz de Galicia pero este, de confirmarse, se abriría una vez más el nunca bien cerrado debate sobre la estructura y las normas de la liga.
Hace unas semanas ya hablamos sobre los desajustes y la falta de competitividad de la liga por la ausencia de normas respecto al presupuesto, pero está claro que no es, ni de lejos, el único problema que tiene la competición ACB.
Aparte de que el presupuesto del Bàsquet Manresa no sea ni un cuarto del de los equipos de fútbol con sección en la ACB, por poner un ejemplo, existe el problema de las exigencias de la asociación para poder entrar en el “club” de la principal liga española. No basta, como si fuera poco, con ganar la LEB Oro o ser el campeón del Play-off por el ascenso; además debes mostrar una especie de “certificado de pureza” económica que es casi inalcanzable por un equipo de LEB Oro. De hecho, sería muy complicado para un equipo ACB que perdiese sus derechos.
Se trata de uno de esos ejemplos de “pescadilla que se muerde la cola”. Si ascender de LEB Oro a ACB se convierte en casi imposible, nadie invertirá en patrocinios para los equipos LEB Oro lo que hace más complicado que puedas superar la prueba económica tras obrar el éxito deportivo.
Esto tiene consecuencias más allá de la obvia realidad implícita de hacer que la ACB sea una liga “entornada”1 . La LEB Oro está cerca de la
desprofesionalización de la competición pues resulta casi imposible pagar a jugadores o técnicos. Como consecuencia obvia de esta situación la calidad de la liga mengua a toda velocidad y los equipos ACB se quedan sin un banco de pruebas más o menos garantista para jugadores en proceso de formación. ¿Cuánto tardará en notarse este problema en la “producción” de jugadores de alto nivel?
Los problemas para la ACB no serán menores, equipos que agonizan a perpetuidad en una precariedad económica casi insoportable nunca podrán remontar sin una verdadera y decidida reforma del sistema competitivo y económico, que haga viable el proyecto de tener un equipo ACB sin necesidad de contar con soporte público no interesado (vamos subvenciones públicas sin un verdadero retorno para la sociedad).
Nuestro Granca si fuera de titularidad privada andaría en una situación muy semejante a las de Fuenlabrada, Manresa o Estudiantes. No se puede pretender que esta situación se prolongue indefinidamente porque al Madrid y Barça les vaya bien. ¿Hasta qué punto es ético que se invierta millones de euros de dinero público en el Granca y no exclusivamente por publicidad de la isla?
La ACB, sobre todo el resto de clubs una vez descontados los “futboleros”, debe plantearse muy en serio una profundísima reforma, casi una refundación, de la liga ACB, sus normas económicas y deportivas. Los que amamos este deporte tenemos fe ciega en que una liga equilibrada que garantice que cualquier equipo pueda competir por el título en pocos años y que, además, gestione adecuadamente su difusión no imitando las formulas del futbol sino generando espacios propios. Será un espectáculo que dote de interés y que genere los ingresos necesarios a la liga y sus equipos. En definitiva, hacer un show de interés que haga sostenible e incluso rentable la competición.
Esto no se conseguirá pensando que mientras el Madrid pueda pagar a diez súper estrellas todo irá bien. Se logrará cuando el Barça visite el Nou Congost para competir de tú a tú con un semejante y no a un mero trámite (salvo que ocurra algún milagro), cuando un Estudiantes Vs. Murcia pueda ser tan decisivo y generar tanto espectáculo como un Barça Vs. Madrid.
No nos inventamos nada, ahí está las competiciones deportivas profesionales de EE.UU.