A nadie se le oculta que las diferencias de calidad o capacidades físicas entre jugadores puede ser abismal. Si cuentas con al menos una de las dos, tus posibilidades de hacer carrera en el baloncesto son bastante altas, si tienes las dos, el éxito está casi garantizado, a no ser que la cabeza no te dé ni para comprar el pan sin ayuda de una calculadora, GPS y algún negociador de la policía. Pero ¿cuantos jugadores son capaces de optimizar al máximo los dones que le otorgó el hacedor del baloncesto? Única divinidad que este recalcitrante ateo está dispuesto a admitir fuera de Stevie Wonder.
Entre los nuestros, un caso indiscutible de jugador con un rendimiento muy superior al que se le podría exigir es Savané. El canario de Dakar no ha parado, durante toda su carrera, de mejorar lo aspectos de su juego que ya eran buenos y de paliar gradualmente sus carencias. La mejora en el porcentaje de aciertos en los tiros libres es una prueba palpable.
En el otro lado siempre he tenido, para mí, a Jason Klein, al que por otra parte no se le puede reprochar nada en su comportamiento, nunca o casi nunca rindió al nivel que su potencia físico y enorme talento le hubiera permitido. Con una mano prodigiosa, unas piernas privilegiadas y unos fundamentos nada desdeñables pudo dominar la ACB pero se quedó en «solo» un buen jugador. Puede que le faltara carácter -léase mala leche- o ambición, no lo sé, pero desde luego no se acercó al techo de su potencial.
Cuál hubiera sido el palmarés de O´Neal si no fuera una buena medida profiláctica mandarlo a la línea de tiros libres o si hubiera sacado un tiro de media distancia razonable. Como se le hubiera parado, ¿con insultos? Y Bodiroga compitiendo durante diez años con jugadores de su nivel o superior ¿hasta dónde habría llegado? Un Odon centrado y sin problemas de comportamiento ¿dónde estaría? Jugadores conformistas, indolentes o que viven, muy bien de cuatro cosas pero que hubieran podido ser leyenda.
Me quedo con los Felipes Reyes del mundo, cansinos para el rival pero que cada año vienen con una nueva cualidad, Ibaka y su cada vez más amplio repertorio de fundamentos sin descuidar sus cualidades. Marc Gasol; el trabajo y sacrificio para no verse lastrado por su físico.
Inconformismo, ganas, ambición, humildad son las características reales de los más grandes. Sí no lo das todo y un poco más nunca serás uno de los poco elegidos para la historia. Sí lo das, a lo peor, tampoco pero nunca tendrás que lamentarte de tratar de imaginar ningún «podría» sino que disfrutaras de tus «pude».