En el momento en que perpetro estas líneas aún no sabemos cómo veremos el baloncesto ACB en los próximos años. Anuncian que el acuerdo con Movistar será de tres años aunque en la presente temporada se mantendrá el acuerdo con TVE.
A bote pronto un baloncesto exclusivamente de pago, no solo es injusto con el aficionado que no pueda permitirse abonar las cuotas de una televisión de pago, si no que corremos un importante riesgo de acabar definitivamente con la afición al baloncesto en nuestro «futbolero» país.
Pero he de ser justo. Hace unos años, más de los que la memoria de los aficionados jóvenes son capaces de registrar en su tierno disco duro neuronal, ya se vio la ACB por CANAL + y su trabajo fue estimable. Innovación tecnológica en las retransmisiones, programas de atención monográfica y periódica, reportajes de buena factura, horas de atención mediática. Lo que cualquiera con un poco de interés en vender un producto, que me resisto a no creer de calidad, haría para despertar la atención del público potencial que tiene este deporte que, como podemos comprobar cada verano, cuando la ÑBA hace de las suyas, goza de una salud no tan mala como parece hacernos ver algunos.
Sin embargo la tele pública se dedica a hacer justo lo contrario. A cambiar los horarios de los partido sistemáticamente, a unas retransmisiones burdas y sin profundidad, a una magra atención mediática siempre y cuando no se les ponga a tiro cualquier otra cosa que estimen más importante (y lo hacen casi siempre), y a un pre y pos partido precipitado cuando no inexistente.
Algunas calenturas no hemos llevado los aficionados del Granca al buscar en la parrilla de programación el partido correspondiente de la Eurocup y toparnos con un épico encuentro de waterpolo o uno de tenis en riguroso diferido. «Es que el basket no interesa» argumentan para disculpar sus desmanes, pero pretenden vender un burro; del que ni hablan bien ni enseñan siquiera.
En definitiva, que podemos dar por seguro que igual que hacen con la NBA desde hace tiempo o con la Euroliga desde hace menos, los chicos del plus harán un gran trabajo. Pero será estéril si no se las arreglan para que sea asequible a todos los aficionados además de lograr, en el poseso, invocar nuevos seguidores de un espectáculo apetecible sin duda alguna. Si no lo consiguen o si por tener que pagar o piratear se borran aún más televidentes, el baloncesto español estará condenado a la intrascendencia, equivalente a la muerte en vida.