La normalidad ha vuelto

Himar Ojeda durante el último partido de Eurocup  21/10/15

La normalidad ha vuelto al CB Gran Canaria tras el periodo de Lucas I, el Bravo. Dice el refranero patrio que “es de bien nacido ser agradecido” y la verdad es que al Granca como institución es un aspecto que a veces le cuesta. Mucha culpa tendrá lo politizado de nuestro club y es que los cambios de inquilino en el Cabildo traen consigo que alguno te salga rencoroso con el adversario.

Pero como decimos, la normalidad ha vuelto al club*. Lo decimos porque por segundo partido consecutivo (primera jornada ACB y partido de Eurocup de este pasado martes) hemos visto a Himar Ojeda pulular con libertad por los pasillos del Gran Canaria Arena, con esa “licencia” que su trabajo y éxitos deberían haber garantizado siempre.

Puede que alguno no tenga muy claro quién es este tal Himar: ¡Ya le vale! Poquísima cabeza…

Los éxitos de nuestro Granca durante la temporada empiezan a cimentarse mucho antes, en verano o incuso meses o años antes, ¿cómo? Cómo seguro habrá percibido, amigo o amiga lectora, el Granca, hasta hace dos añitos, no contaba precisamente con un presupuesto puntero y, año tras año, perdía a sus grandes estrellas que tomaban rumbo a los grandes equipos de Europa (grandes, sobre todo, en el monedero). Estas estrellas debían ser repuestas para que se volvieran a marchar y así en un ciclo sin fin. Recordemos algunas estrellas fugaces: Carl English, Jaycee Carroll, Marcus Goree, Will McDonald, Mike Bramos, Bud Eley (enorme Eley, ¡Qué crack!) Jackson Vroman (malogrado este verano, DEP), James Agustine, Niklas Caner-Medley, Melvin Sanders… que no, que lo de Melvin es broma, jeje, solo se recuerda su paso por el Granca por esa pedrada en los play-off contra Málaga.

Pues bien, ante la tragedia vital de los aficionados de perder por ejemplo a Bud Eley, traer a Marcus Goree, tal vez de lo mejorcito que ha vestido de amarillo, es mérito del director deportivo. Un señor que desde mucho antes de que nadie en la isla tenga noticias de un jugador, él ya lo anda espiando en la NCAA o donde se tercie, viendo su evolución y madurez para intentar recoger la fruta justito antes de que venga el Madrid con un camión repleto de dinero a llevárselo a agitar toallas.

Esta tarea es vital de forma muy especial en clubs como el nuestro, pues es uno de las aspectos claves que explican por qué el Granca ha crecido tanto en estos últimos 20 años.

En la temporada 2007-2008, Berdi Pérez, actual director deportivo, deja el club en busca de prados más verdes (nunca mejor dicho, pues se iba al CB Malaga). El miedo se aferra al corazón de los seguidores amarillos (vamos, que nos acojonamos vivos) pues se le tenía por algo parecido a un milagrero. Uno de los miembros del Staff técnico del club se hará cargo de esa parcela, un vecino de mi bonito pueblo, Santa Brígida: Himar Ojeda.

“Apenas” trajo gente importante al equipo respecto a la lista anterior: Carl English, Nik Caner-Madley, James Agustine, Jaycee Carrol, Will Mcdonald, CJ Wallace, Xavi Rey, Tomás Bellas, Spencer Nelson y si, Melvin Sanders… Todos tenemos derecho a meter la pata.

Antes de acabar la temporada 2011-2012 ya había sido el cambio de inquilino en el Cabildo y llegó el periodo de Lucas I, el Bravo. El aventurado hijo del que era Presidente del Cabildo es muy aficionado al baloncesto y al Granca. Por ello se tomó el club y el MundoBasket, como su particular plataforma de publicidad y como una muy realista versión del PC Basket.

Aquellos que “molestaban” por razones que sospechamos pero que, por no poder probarlas, vamos a callar, fueron expulsados. Himar Ojeda fue uno de los dos ejemplos más claros de esta “política” junto a Pedro Martínez (Su historia merece un post, que ya haremos).

De Himar se dijo de todo, vamos, que menos matar a Manolete se le acusó de todo dejándole casi por incompetente. Años más tarde el club debió aceptar un pacto para no perder un juicio por despido improcedente.

Curiosamente este “incompetente” se fue para el Club Estudiantes donde logró, con poco más de cuatro perras, sacar del descenso a un equipo condenado y meterlo en Copa del Rey ni más ni menos. Un “alegrón” para la “Demencia” estudiantil.

Ojeda se prestó a ser parte del «premio» de un sorteo de club y vio y comentó un partido con dos aficionados.

Fíjense cuan malo debe ser este profesional que ahora malvive trabajando para Atlanta Hawks, una franquicia de una liga mediocre llamada NBA. Si es que el gran Lucas tenía razón al echarle.

Ver a nuestro querido Himar Ojeda pasear por el Gran Canaria Arena es signo, inconfundible, de que el sentido común vuelve a reinar en el club y trata como es debido a alguien importantísimo para su Historia, pues muchos de sus mejores años han sido con él al mando y, ¿qué menos?, que tenerlo siempre que quiera entre nosotros.

Eso sí, no quiero acabar estas líneas, no sea que nos lea el satauteño de Atlanta, sin afirmar mi rencor sin fin por llevarse tan pronto a Edy Tavares y decirle en tono de amenaza: A Alen Omic se le mira, pero no se le toca ¿eh?

*La «normalidad» no llegará hasta la reconciliación con todos. Aun ansiamos ver a “Gregorito” Stewart en el GCA y, porque no, su número 11 colgando junto al de 20 de Jim, ¡oh, Jim!

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