Pocos deportes han demostrado una capacidad de adaptar las reglas a las necesidades del juego, como lo viene haciendo desde el principio de su ya centenaria historia, el baloncesto. En un principio, la zona era una minúscula área que permitía a los primeros gigantes apabullar con su envergadura a los rivales; eso cambió. Cuando el juego necesitó abrir espacios a alguien se le ocurrió crear la línea de tres puntos, otro cambio. Variar la duración de los ataques, más madera. Podría citar un sinfín de ejemplos de la evolución del reglamento, casi siempre para bien, y cuando no cuajaron, no dejaron de darnos maravillosos momentos, como la gloriosa ocurrencia del uno más uno; maravilla reglamentaria ochentera que haría llorar inconsolablemente a los Deandre Jordan y Drummons del baloncesto actual.
Pero seguimos teniendo incoherencias en la actual reglamentación; el tamaño de las canchas, la distancia del triple, etcétera. Pero una destaca sobre manera, y urge darle una oportuna solución para bien de nuestro juego; la llamada, falta táctica o de cómo el reglamento premia al infractor por violar al susodicho con premeditación, alevosía y en ocasiones, nocturnidad.
Lógicamente, los entrenadores aunque le parezca una mala norma, la utilizarán en su beneficio mientras exista; nuestro Pedro Martinez es un ejemplo de este uso obligatorio de una regla injusta, pero a la que no se puede renunciar.
No es tarea sencilla redactar una norma que impida parar contraataques con una falta, no del todo violenta, pero si absolutamente voluntaria…¿ideas? unas pocas. Castigar la voluntariedad manifiesta, sin buscar balón ni defensa: en principio, factible pero con dos grandes peros a saber: la del consabido «criterio» arbitral y el peligro de faltas más agresivas que sean un plus negativo.
Para lo primero con una buena concienciación, y un riguroso estudio de cuando aplicar esta penalización, debería ser suficiente para, dentro de lo posible, evitar malentendidos. Con lo de las faltas violentas o demasiado agresivas, (en busca de una justificación defensiva), habría que recurrir a los yankies. Dos tipos de flagrantes, innecesarias y peligrosas con dos tipos de castigos, eso sí, castigos ejemplarizantes para evitar tentaciones.
Es sólo una idea. Se debería abrir un foro en que árbitros, entrenadores, jugadores y aficionados, hicieran sus aportaciones.
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