Desde que la gente de «Colgados del Aro» instauraron la sección del debate en su programación semanal venimos disfrutando de discusiones de temas variopintos y con una rigurosidad digna de este blog; es decir, nula o casi. Como nosotros, también se basan en el chascarrillo y el humor, eso si, cuentan con la siempre «chispeante» cara de Daimiel: como buen castellano, bajo la faz pétrea , hay un señor riendo. Cara que no da, y hace bien, Pablo Lolaso. De hacerlo, hordas de defensores de Siro (compuestas de dos o tres miembros lo sumo) camparían por el territorio patrio en su búsqueda para proceder a aplicarle justo castigo. Aprovecho para recomendar que con objeto de mantener el característico rigor televisivo del espacio, le pongan un cartucho (bolsa de papel en la España no insular) en la cabeza. Así disfrutaríamos de planos generales. Luego Iturriaga… bueno él hace lo que puede, dejemoslo así.
Los temas estrellas son los de decidir sobre los mejores jugadores, entrenadores, ect. Pero claro, al comparar baloncestos de diferentes décadas y procedencias, la arbitrariedad campa a sus anchas. No hay forma de juzgar con un mínimo de criterio si un jugador de los setenta es mejor o peor que uno actual, ¿o si?
La edad media de los litigantes es alta,muy muy alta. Salvo Daimiel (que debe ser más o menos de mi quinta, es decir un pimpollo reventón) y Lolaso, del cual sospecho que mantiene fresca la tinta del cuaderno de caligrafía de primaria, se nota que los «veteranos» se dejan llevar por la nostalgia, esa consejera mentirosa y amnésica que nos llega a hacer creer que series como El Equipo A, V o Heidi eran buenas, y no lo eran, eran unos truños del tamaño de Romay encima de un camello.
De hecho, prácticamente todas las cosas tienden a mejorar. Salvo excepciones aprendemos de nuestros antecesores y damos un pasito más, aunque sea chinijo.
El baloncesto no puede ser una excepción. Sin quitar ni un gramo de mérito a gente como Corvalan, Brabender (Waine no David que para nosotros es el bueno) o cualquier otro de esa época, si tuvieran que competir con los físicos actuales pasarían serios aprietos. Los fundamentos de los jugadores actuales no son peores por lo general. La cantidad cuantitativa de jugadores de calidad también es mayor, antes en las plantillas jugaban cinco, seis, a lo sumo siete jugadores por partido y era extraño que ninguno bajara de treinta y cinco minutos por noche. ¿Cómo se las arreglarían plantillas, aún incluso las más punteras como el Madrid de Itu para competir con tíos más altos, más fuertes, más rápidos y que cada cinco minutos se intercambian por otro igual pero descansado?. Ejemplo práctico y sigo con nuestro carismático «presentador»: en un hipotético enfrentamiento de su equipo contra el actual Granca, lo defendería en principio Royce O´neal. Vale, lo pasaría mal, pero le aguantaría en ataque y en defensa, pero es que al rato saldría Rabaseda y luego de nuevo Royce, y él en pista treinta y cinco minutos, porque los suplentes de aquellos equipos no tenían el nivel, no jugaban en el Madrid, imaginemos como serían los suplentes de los otros equipos. Así el palomero lo seria menos, a ver como corres el contraataque con ese sobreesfuerzo.
Francamente, e insisto sin quitar ningún merito, era más fácil jugar contra aquellas defensas que contra las actuales. El año pasado escuché como el mítico Oscar Robertson minusvaloraba el mérito del récord de los Warriors agarrándose a lo flojo de las defensas actuales. Bien no digo nada, vayan a youtube y busquen vídeos de «Big O» y de como era el juego y las defensas en esos años. Como dijo aquel: comparen y…