La duda que queda abierta

No es ni 20 de julio y ya tenemos la plantilla cerrada. Imaginamos a Berdi Pérez organizando sus vacaciones en agosto por primera vez en ni se sabe cuántos años. Pero no todos los problemas que debe afrontar el CB Gran Canaria están resueltos, de hecho, existe uno muy importante que está arriba del todo en la pila de los “pendientes”.

betan.pngCon la temporada recién acabada, el ya ex-presidente de nuestro club, Miguelo Betancor, presentaba públicamente su dimisión por razones personales que, según explicaba, se cimentaban en la perdida de ilusión por el proyecto que encabezaba y la absoluta falta de respuesta y progreso del proyecto para el futuro que había presentado a los responsables del Granca en el Cabildo. De forma temporal Óliver Armas, asesor político del Consejero Ángel Victor Torres, asumía la presidencia.

La llegada de Miguelo Betancor resultó ser un verdadero alivio tras años sufriendo una presidencia títere en manos del anterior consejero, Lucas Bravo de Laguna, que pretendía ejercer el mayor de los controles en los designios del club, aprovechando el juguete que su papá le había regalado.

Betancor vino queriendo dar un nuevo estilo a la presidencia del club, interesándose no sólo por la tarea permanentemente inacabada de profesionalizar el club todo lo posible, sino también por el papel social que el club debía tener dada la fuerte inversión pública que disfruta. El Gran Canaria no sólo debía servir como escaparate publicitario para la isla, además, debía implicarse en el desarrollo de valores relacionados con el deporte y la vida sana. La inversión pública debía tener un retorno social mucho mayor.

Con este fin, Miguelo Betancor presentó un proyecto de futuro para el club que, según inferimos de sus propias palabras, fue totalmente ignorado por el Consejero Ángel Víctor Torres. Probablemente (y esto lo digo yo y no Betancor) respondiendo a una viejísima estrategia política en la que uno deja morir de aburrimiento aquellos proyectos que puedan ser molestos.

Sea como fuere, las razones por las que Ángel Victor Torres ha decidido aburrir a Miguelo Betancor ignorando sus propuestas sólo nos la podemos imaginar y poco más podemos aportar al respecto.

En cambio, respecto a la sucesión en la presidencia y cuál sería la persona adecuada, si que tenemos una opinión más clara. Resulta evidente que la primera pregunta a responder no es «quien» debe ser la persona que presida el club sino «¿para qué?».

Sospechamos que en los despachos de la Casa Palacio del Cabildo de Gran Canaria interesa más tener un portavoz, una cara visible que no de muchos problemas y, en el mejor de los casos, deje que el Gran Canaria discurra más o menos como hasta el momento. Manteniendo o mejorando los éxitos deportivos que permitan fotos alegres del político en los vestuarios, y evitando, al máximo, los dolores de cabeza.

En esa senda parecen estar los nombres que han sonado para sustituir al presidente provisional. Personas cuya principal aportación es ser del partido político del consejero y cuya vinculación al baloncesto o al Gran Canaria no va más allá de ser un aficionado más. En cualquier caso, no se le piensa dar más bastón de mando que el que se le dio a Miguelo, por tanto, no se le dejará hacer nada demasiado importante.

Si esa es la apuesta del consejero, no sólo se alineará muy próximo a su antecesor usando el club para sus intereses partidistas y no por el interés de los aficionados y de todos los ciudadanos de Gran Canaria, sino que además estará perdiendo una maravillosa oportunidad para desarrollar el potencial social del Club Baloncesto Gran Canaria.

Además, si su intención es instaurar una presidencia decorativa, al menos podría mostrar interés en que esa presidencia sea del gusto de la grada. Ya que no va a tener mando en plaza, que menos que, en vez de colocar a algún amiguete de partido, ponga a una persona simbólica para el baloncesto grancanario o para el propio Granca (Manolo Hussein, Rosi Sánchez, Roberto Guerra, Berni Hernández, por decir unos pocos sin pensar mucho…)

Pero, desde luego, esta no es nuestra apuesta. Nosotros queremos que la persona que sustituya a Miguelo Betancor sea precisamente alguien con mando en plaza, alguien que realmente tenga un proyecto de futuro para el Gran Canaria en sintonía muy similar a la que proponía el propio Betancor pero que no sea ignorado por el Cabildo.

Trabajar para la profesionalidad de todos los aspectos del club, para que la cantera sea una vía de formación personal de jóvenes (tanto chicos como chicas) de toda Gran Canaria y más allá, la implicación real del club (y la plantilla) en fines sociales relacionados con el compromiso y el deporte, la búsqueda de rutas para reducir en lo posible la inversión pública y que la que hay tenga el mayor retorno posible para todos los grancanarios, etc.

No somos tan ilusos como parece. Sabemos perfectamente cómo está el patio y que esto no es nada probable como muestra el hecho de que hayamos desaprovechado a una persona con un curriculum como Miguel Ángel Betancor. Pero no dejo de recordar que el club me pertenece, aunque sólo sea una de esas más de 845.000 porciones en las que está dividido el club, por eso, me siento obligado a reflexionar que se hace con él.

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