(Recomendamos leer este post con ésta canción de fondo, para entrar en el tono adecuado: Comunicando – Arturo Millan)
Si usted, querido lector, nos hace el inmenso e inexplicable favor de seguirnos regularmente tanto en el blog como, sobre todo, en Twitter habrá notado que procuramos no ser excesivamente críticos con el Granca, puede incluso que le moleste esta actitud. Obviamente esta es una premisa buscada y fue uno de las pocas proposiciones con las que la inmensa redacción de este blog, tras una asamblea a navaja oxidada, bate de aluminio y palos gordos con clavos, logró pactar.
Somos de la opinión de que, en estos tiempos, especialmente con las nuevas tecnologías[i], ya hay gente mosqueada de sobra para tres vidas, así que bueno, modestamente nos guardamos el odio, el rencor y las agresiones injustificadas para dentro de la propia redacción, con brotes de violencia que harían sentir incómodo al mismo Paul Verhoeven.[ii]
Pero, somos tan partidarios de mantener esta política de no crítica, como lo somos de saltarnos nuestras propias normas a la torera siempre que sea necesario o simplemente nos de por ahí. Como dice el inmenso Paco Fox[iii], la coherencia está sobrevalorada.
Además, en este caso, creo que la crítica está más que justificada. Y fíjese, amado, idolatrado, deseado lector, que no voy a criticar el juego del Granca porque eso ya si tal… Tener una mala temporada en lo deportivo casi es terapéutico, para que se nos pase la flipadera de creernos el nuevo Baskonia. No obstante, en este caso vamos a criticar otro aspecto del club, de más profundidad.
En los últimos meses, en distintas oportunidades, el club ha mostrado su cara más negativa en un campo en el que hoy en día, es muy poco justificable no estar a la altura. Vivimos en una sociedad donde la comunicación es absolutamente fundamental para cualquier aspecto de la vida pública: da igual si te dedicas a vender lo que sea[iv], a la política o, como es el caso que nos ocupa, a los espectáculos deportivos (que es lo que es el Granca, la ACB o la Euroleague).
Recuerdo perfectamente, que hace no tantos años la comunicación del Gran Canaria era un autentico desastre, o tal vez sería más correcto decir que no era: web que se actualizaba dos meses y luego era abandonada salvo para notas de prensa, absoluto vacío en la producción de contenidos propios y muchas veces, para lograr informarte sobre un jugador nuevo había que ponerse el neopreno e ir a margullar por internet.
En cambio, en los últimos años, la cosa ha mejorado muchísimo: web actualizada casi a diario, contenidos propios por doquier, información adecuada e incluso crónicas más allá de la típica de agencia EFE, con toques críticos e incluso emocionales.
Pero este año el departamento de comunicación se ha visto enfrentado a tres situaciones francamente mal gestionadas, en diversa gravedad, e incluso una cuarta más “tonta” si se quiere, pero igualmente inexplicable.
El primer problema, aunque este ha sido bastante común otros años, es la escasa, mala o nula información sobre el estado de salud de los jugadores. No pedimos, obviamente, que nos digan cada vez que uno de ellos tiene cagalera, pero dado que los jugadores son los protagonistas del chiringuito, cuando uno se lesiona estaría bien contar con algo más de información. La lesión de Luke Nelson durante semanas, si no llegó a meses, fue un misterio, hasta que un buen día nos enteramos de que le operaban. Vamos que el chaval ni estaba ni se le esperaba. Con Marcus pasó un poco igual. No creo que se trate de ningún secreto industrial saber si vamos a contar con él, o si no se sabe… Para crear vinculación es fundamental que el público sienta cercanía con los jugadores y estar informado de su situación es un modo de crearla.
Otro gran problema de comunicación se dio a partir de un suceso penoso. La horrible temporada que el Granca está haciendo llevó a la directiva a tomar una decisión con respecto a la continuidad de Salva Maldonado[v]. Una “mala” tarde nos enteramos con un comunicado, que bien cabría en un twit, que se cesaba a Salva, casi a punto de hacer el check in para viajar a Italia a un partido de Euroleague y tras que, esa misma mañana, el catalán nos hubiera hecho la previa del partido con toda normalidad.
Es difícil de tragar que se le echara por una decisión madurada y reflexionada cerca de las ocho de la noche y habiendo hecho rueda de prensa unas horas antes. Además, ¿qué demonios?, puede que usted (divino lector) sea de esos que no quería ver a Maldonado ni en fotos, pero me reconocerá que no es un cualquiera dentro de la historia del club: han sido nuestro entrenador unos cuantos años y muchos de ellos muy importantes para nuestra historia, y se le despacho con el clásico “muchas gracias y que te vaya bonito” que se le dedica a los temporeros de los que cuatro jornadas más tarde no se acuerda ni su casero.
Una semanita casi se tardó en dar señas de vida por parte del club. Cuando se oficializó a Victor García[vi], en una rueda de prensa que debía haber tratado exclusivamente de García, su soluciones y propuestas se tuvo que dedicar una gran parte de la misma a habar de Salva (como es lógico) ya que no se tuvo oportunidad antes. Además, nuestro presidente con una mano en cada… lado de la mesa dijo que “no vieron necesario dar más explicaciones”. Pero amigo ¿se cree que preside usted un club de petanca para jubilados?[vii] No sólo preside usted un club de baloncesto con miles de seguidores que participa de las dos competiciones más importantes tras la NBA, sino que, además, resulta que ese club es de capital público y que por tanto usted no deja de ostentar un cargo de designación política y que cada duro que pasa por sus manos es de todos y cada uno de los grancanarios. Ergo, debe usted dar más explicaciones de sus decisiones.
Pero bueno, no me quiero enfadar más de lo necesario… Berdi, bastante más sensato, si que explicó la decisión, cual fue el proceso, porque se comunicó tarde, etc. El problema es que, una semana más tarde, sonaba a escusa poco creíble, cuando a lo mejor, era la pura verdad. Además, admirado Berdi[viii], si cree usted que a estas alturas de siglo sus decisiones deben ir acompasadas a lo que le parezca sin tener en cuenta la repercusión mediática y cómo se debe contar esa noticia, es que usted vive bastante fuera del mundo.
Más tarde, ocurrió lo que tal vez pasó más desapercibido, pero, a mi juicio, es más grave. Aunque ya se había avisado durante el verano de que ocurriría durante la temporada, un buen viernes de diciembre nos dicen que van a retirar la camisa de la ABSOLUTA y PRIMERA LEYENDA del Granca Don Greg Stewart ese mismo fin de semana.
Cuando el público entró al pabellón el dorsal ya estaba colgado y el acto fue como cualquier concurso de chichinabo de un patrocinador o como cuando le entregan la plaquita de turno al equipo de EBA o similar. ¿Qué falta de respeto es esta? La familia sale, recibe los aplausos de los que se han enterado del acto y no están en el baño o firmando una hipoteca por unas roscas en la cantina. Y a otra cosa. UN MISERO TWEET como todo registro del acto en las redes sociales.
Sin vídeos, sin jugadores de la época, sin una retrospectiva durante la semana para que los recién llegados al lugar entiendan de quien se les habla… absolutamente nada de nada. Amamos con locura a don James Timothy Moran, así que nadie puede creer que queremos hacer de menos a Jimbo, así que le pedimos que revise los videos del homenaje a Jim y luego vea (si puede) lo que se le hizo a Gregorio y le pedimos que encuentre los cuatro millones de diferencias. ¿Cómo es esto posible? ¿Cómo se puede faltar tanto el respeto a alguien al que se pretende homenajear? Ya es bastante grave que este señor no fuera homenajeado en vida como era lo suyo… pero para hacer lo que se hizo, casi mejor no hacer nada.
Y el último de los problemas de comunicación, tal vez el más tonto, pero quizá por ello menos explicable llego en la última semana del año. Se presenta al nuevo base Josh Maggette y vemos su dorsal: el 7.
Si no estoy mal informado, en ACB se pueden usar dorsales desde el 0 al 00 pasando por los otros 99. Si a eso restamos los 14 ya asignados, el 20 de Jimbo y el 11 de Greg nos quedan 84 dorsales disponibles. ¿tanto problema es decirle a este buen señor que el 7 tampoco está disponible? ¿Acaso este es el trato que debemos esperar que se le vaya a dar al que simplemente es el más querido e importante jugador de la historia del Gran Canaria, y de los más queridos de toda la ACB? Sitapha Savané hace rato que debería tener su camisa retirada, palco garantizado y las llaves del pabellón de San José si es necesario… Tendría que revisarlo, pero cuando dejó el club por primera vez se dijo que se retiraría su dorsal[ix]
Hay algo que a la ACB en general le cuesta entender (y al Granca en particular): este es un negocio que se basa en la comunicación y el espectáculo. En generar empatía e interés. Ya es complicado cuando la mitad de los equipos cambia de plantilla cada quince días, los equipos de nombre cada tres meses y de colores cada seis. Pero, si no vemos la necesidad de generar vinculo con las estrellas de larga duración en los clubes (que escasean cosa mala) es que la ceguera es total. Más con jugadores como Stewart cubiertos de la mística de los primeros años, de ser un habitual de basket urbano en Las Canteras y Las Alcaravaneras (e incluso del ajedrez en Santa Catalina) o jugadores como Taph Savané que puede ser el jugador más carismático de la ACB en un montón de años. (Joder, si en Estudiantes y la Penya están que no cagan con él y estuvo allí un rato… 9 añazos con nosotros)[x].
Para acabar, me cuesta mucho creer que los chicos que llevan comunicación (Jota Villaluenga y Jesús Morales Almeida) tengan que ver en la toma de decisiones que llevo a cometer estos errores. Más que nada por que por su trabajo en los últimos años, es complicado que repentinamente se hayan vuelto tan torpes y, sinceramente, tiene todita la pinta de que estas catástrofes comunicativas responden a decisiones de la dirección, más cuando oyes decir al presidente “no creímos necesario dar más información”…
Esperemos se reconduzca la situación, estas cosas pasan cuando se elige un presidente por su capacidad de no molestar al político de turno y no por su talento o formación. No pierdo la esperanza, iluso que es uno, que se enmiende de algún modo, lo que se le ha hecho a Greg.