Gigantes, un viaje juntos

Hace tiempo, en una ciudad muy, muy lejana, un joven, casi un niño, se hizo, vete tu a saber cómo, con una revista sobre baloncesto que le llamó la atención por una entrevista al que era en ese momento, el líder de anotación de una imberbe liga llamada ACB. El jugador, americano, se llamaba Willie Jones y la revista, Nuevo Basket. Esto, al influenciable chaval, lo llevó a curiosear en busca de otras publicaciones similares. Y dió con una. La compró  —vete tú a saber de dónde sacó la pasta, no hablamos de un chico de mucho fiar—, y casualmente, vió que en esa portada, en la que Fernando Martín y Greg Wiltjer pugnaban a brazo partido, figuraba el número uno que testificaba que la andadura de dicha publicación acababa de empezar.

Con los años el joven fue creciendo o envejeciendo para ser precisos y su colección de Gigantes creció con él. No todas las semanas lograba rascar a sus padres las pesetas necesarias para hacerse con un nuevo ejemplar, pero sí que era bastante a menudo. En aquella época, era un forma casi exclusiva de enterarse de lo que pasaba en el mundo de la canasta. Poca televisión, poca radio, poca repercusión mediática y encima, el equipo grancanario, que acogió al incansable anotador de nombre Jones, fuera de la ACB durante un par de años, condenado a la llamada primera división, por aquella época.Internet solo era un sueño de informáticos, cuando los informáticos no se sabía muy bien que eran. Así que solo la «revista» de baloncesto, mantenían al muchacho informado, empollado y casi obsesionado con el baloncesto…bueno, sin casi.

Al tiempo, en un viaje a Madrid, supo que su tío trabajó un tiempo corto en la revista; al principio, en el nacimiento de Gigantes… «Espera que creo que tengo por aquí una cosa» le dijo, mientras rebuscando entre papeles viejos…»Sí, aquí está » afirmó, tras entregarle unas cuartillas de papel grueso  y satinado grapadas entre si. Al chico le sonaba lo que veía, le sonaba mucho. «Pero… coño si esos dos son… si esto es… ¿por qué solo tienen un color?…» Claro coño, ¡son las pruebas fotomecánicas del número uno de Gigantes!  «Para ti, guárdatelas». Y lo hizo.

Así que el chaval, ahora algo menos, al menos en apariencia, guardó lo que pasó por el primer director de Gigantes, y sus manos derechas; entre las que se encontraba su tío. Cuando esto ocurrió, el actual director no estaba allí…, ni aquí, ni en ningún sitio, porque David Sardinero, el muy desvergonzado, es tan joven que ni siquiera había nacido. Valiente desfachatez. Gigantes también es más joven que el pibe canario que protagoniza y escribe estas líneas, pero no mucho más. Gigantes es una revista madura, con personalidad y futuro. El baloncesto, nosotros, la necesitamos.

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